Edad recomendada: 4 años en adelante
Había una vez, en un bosque lleno de árboles altos y mariposas de todos los colores, vivía nuestro oso GUMIVIT Vito.
Vito tenía un corazón muy grande, una risa contagiosa, y una mochila llena de aventuras y gomitas nutritivas. Amaba correr, trepar, hacer amigos, y sobre todo, escuchar cuentos al final del día.
Pero una noche, algo cambió.
El cielo comenzó a oscurecerse antes de lo normal. Las nubes parecían globos grises inflándose, inflándose... hasta que:
¡PUM! 💥
Un rayo iluminó el bosque entero, y un trueno hizo vibrar las hojas.
—¡Mamáaaa! —gritó Vito, corriendo a esconderse debajo de su manta de estrellas.
Su corazón hacía “pum-pum-pum” tan rápido como si estuviera jugando a las escondidas.
Mamá Osa llegó con pasos suaves y una voz que sonaba a canción de cuna.
—Estoy aquí, mi amor. ¿Te asustó la tormenta?
Vito asintió con los ojos muy abiertos.
—Es normal tener miedo —dijo Mamá Osa—. A veces el cielo también tiene emociones fuertes, como tú.
Ella lo abrazó fuerte, tan fuerte como solo una mamá sabe hacerlo.
—¿Y si convertimos este momento en algo especial? —preguntó ella con una sonrisa—. ¿Te gustaría una historia mágica con cada trueno?
Vito asintió despacito.
Así que mientras la lluvia tocaba el techo como un tambor, Mamá Osa inventó un cuento: el de un dragón que jugaba a soplar nubes para que lloviera en los jardines y crecieran flores mágicas.
Vito escuchaba, ya más tranquilo. Cada vez que un trueno sonaba, él imaginaba al dragón riéndose mientras hacía llover arcoíris.
Después del cuento, Vito bostezó, grande como un león dormilón.
Mamá le acomodó la cobija, y le susurró:
—Tu corazón es valiente, incluso cuando tiene miedo. Y yo siempre estaré aquí contigo.
Esa noche, Vito soñó que volaba sobre las nubes en la espalda del dragón, dejando caer lluvias de colores sobre su bosque querido.
Y mientras dormía, el cielo se aclaraba, igual que su corazón.
Buenas noches, pequeño.
Y recuerda: no hay tormenta que dure para siempre… ni miedo que no se calme con amor.