Edad recomendada: 4 años en adelante
Era una mañana cualquiera en el Bosque Arcoíris. El sol brillaba, los pajaritos cantaban...
¡Pero Vito no tenía ganas de hacer nada!
—No quiero levantarme. —No quiero vestirme. —No quiero cepillarme los dientes. —¡Y tampoco quiero mi gomita!—gruñó desde su cama de hojas suaves.
Mamá Osa lo miró con sorpresa.
—¡Oh, oh! —susurró—. Parece que hoy nos visita el Monstruo del No Puedo.
De repente, Vito sintió algo extraño... Una nubecita gris apareció sobre su cabeza.
Y de debajo de su cama… ¡salió un monstruito peludo, con cara de flojera y voz chillona!
—Ssshh, no hagas nada, Vitooo… ¡es mejor quedarnos quietos todo el día! —dijo el Monstruo del No Puedo, bostezando.
Vito se tapó con la cobija, sin ganas ni de hablar.
Pero entonces... algo brilló desde el espejo del cuarto. Era… ¡él mismo! Su reflejo le guiñaba el ojo y decía:
—Vito, tú puedes. Solo necesitas dar un paso, luego otro… ¡y el resto vendrá!
Con esfuerzo, Vito sacó un pie de la cama. Luego otro. Se puso su camiseta favorita (¡la de estrellas naranjas!) Y caminó hacia la cocina.
Allí estaba su gomita verde, esperándolo como un escudero valiente.
—¿Lista para la aventura? —dijo Vito.
Y ¡ñam! la comió con una sonrisa.
El Monstruo del No Puedo empezó a encogerse...
—¡Oh no! ¡Eso tiene vitaminas de confianza! —gritó desapareciendo como humo.
Mamá Osa lo vio todo desde la puerta, con una sonrisa.
—Estoy tan orgullosa de ti, osito valiente.
Vito se lavó los dientes, se peinó con su cepillo rojo, ¡y hasta ayudó a poner la mesa!
Cuando llegó la noche, su cuerpo cansado pero feliz se metió en la camita.
—Hoy descubrí que sí puedo —dijo, abrazando su almohada.
—Y mañana puedes aún más —le susurró mamá, dejando su gomita de la noche en la mesita.
Buenas noches, pequeño.
Y recuerda: cada “no puedo” se transforma con un poquito de amor y el valor de dar el primer paso.